A principios de julio, mi familia y yo fuimos de vacaciones a la isla de Hilton Head en Carolina de Sur. Un día estaba caminando por la playa, cuando conocí a un chico. Su nombre era Matt y él tenía la misma edad que yo. Empezamos a hablar y nos hicimos amigos. Pronto aprendí que hablaba con fluidez en español. Partir de ese momento, todas nuestras conversaciones eran en español. Al principio era difícil seguir el ritmo de la conversación porque él hablaba tan rápido. Después de un rato la conversación se trasladó a un ritmo agradable. Aunque Matt no se dio cuenta, él me ha enseñado mucho. Hablar con alguien nativo de la lengua es una experiencia de aprendizaje en sí mismo. Estoy feliz que tuve esta experiencia de compartir un par de conversaciones simples en el hermoso lenguaje de español.
